miércoles, 21 de junio de 2017

Resúmenes de libros del Máster en Coaching y Liderazgo del Institut Gomà y UB (8)

RESUMEN DEL LIBRO "LECCIONES DE LIDERAZGO", DE DENNIS N.T.PERKINS

Lecciones de liderazgo, Dennis N.T.Perkins

Dos expediciones partieron a principios del s.XX a explorar el polo norte y la Antártida. Fueron respectivamente el canadiense Karluk y el británico Endurance, dirigidos por Scott el primero y Shackleton el segundo. Corrieron distinta suerte en gran medida por los tipos de liderazgo que ejercían las personas al mando. El autor nos explica mediante una larga serie de anécdotas de estas expediciones los puntos débiles y fuertes de los estilos de liderazgo en estas situaciones límite, de vida o muerte, pero también introduciendo sus propias anécdotas bélicas en Vietnam y experiencias empresariales de grandes corporaciones. Incluso anécdotas del 11S y el aterrizaje de un avión en el río Hudson. Todo ello para avalar lo que considera los diez pilares de un liderazgo efectivo:

1.- Visión y victorias enfocadas en un objetivo final pero la energía concentrada en objetivos a corto plazo. Mantener estabilidad en el equipo humano es importante para que la seguridad esté implantada en el entorno de trabajo. Poder actuar rápidamente significa anticiparse a situaciones y evitar que los problemas se agraven, pero jamás debe confundirse actuar de forma rápida con actuar de forma precipitada.

2.- Simbolismo y ejemplo personal. En el caso de Shackleton, para aligerar el peso a cargar en una expedición pidió que sus hombres se deshicieran de los pesos innecesarios. Para ejemplificar tiró a la nieve un reloj y unas monedas de oro. Al dar ejemplo, el líder mantiene el respeto y actúa acorde a sus propias órdenes y prioridades, incluyéndose como uno más del grupo “equipo” y enfocándose al objetivo común.

3.- Optimismo y realidad. Conservar y divulgar espíritu optimista ayuda al equipo a afrontar las situaciones y peligros desde la perspectiva más adecuada y, sobre todo, sin perder la perspectiva de la realidad, que puede en muchos casos presentar oportunidades fáciles de obviar si no existe la actitud adecuada. Existe un modelo que considera centrar la atención en nuestra consideración de la Adversidad, Creencias, Consecuencias, Debate y energías.

4.- Resistencia. La capacidad de reponerse o lidiar con los inconvenientes del camino es otra fortaleza a destacar en un rol de liderazgo. Las culpas no ayudan y debemos gestionarlas adecuadamente: expresando, perdonando… Para resolver las consecuencias de un error el primer paso es aceptar el error, después se puede escoger la mejor estrategia para reorientar la situación con el mayor control posible.

5.- El mensaje de grupo. Reforzar el sentimiento de pertenencia a un grupo es crítico si se pretende que un conjunto de personas se comporten como tal. Esto es especialmente difícil con los naturales desequilibrios de rendimiento, capacidades, ambiciones y recursos de cada miembro del equipo. Todas las diferencias se harán manifiestas en personas que trabajan codo con codo, por lo que es especialmente importante destacar las fortalezas y debilidades como rasgos propios del grupo, sin discriminaciones ni distinciones. Sí es cierto que estas diferencias serán tenidas en cuenta para potenciar el funcionamiento del equipo en sí, pero siempre en positivo.

6.- Valores clave del equipo. Deben evitarse mecanismos y políticas que fomenten la distinción de clases o status y fomentar las herramientas para generar el respeto mutuo y la cortesía en la rutina del equipo. De esta forma se consigue que cada persona dé lo mejor de sí y acepte dar y recibir sacrificios personales de y por sus compañeros. En situaciones límite puede ser cuestión de vida o muerte.

7.- Conflictos. No se deben evitar los conflictos sino gestionarlos y usarlos para potenciar. Es importante aceptar que el conflicto y la preocupación son perfectamente compatibles. Sacar a la palestra el conflicto permite trabajarlo. El autor pone sobre una mesa de reuniones la figura de un animal de forma que impide la visión entre los asistentes. Este animal simboliza un conflicto o conjunto de conflictos y permite que todos focalicen sus energías en resolver el problema desde una perspectiva exógena, sin buscar culpables ni barreras para sacar nuevos inconvenientes no considerados inicialmente. Existen conflictos que pueden ser resueltos y otros no. Para el primer caso vale la pena dedicar todas las energías, pero los segundos no merecen absolutamente nada de atención ni recursos: son las batallas que no vale la pena luchar.

8.- Relájese. Encontrar motivos de celebración es una potente fuente de energía moral y así lo demostró Shackleton en su expedición: evitando la pérdida del instrumento musical del equipo, manteniendo los días festivos, incluyendo actividades lúdicas y bebidas distintas… Esta práctica sí se ha podido incluir fácilmente en las organizaciones con detalles sencillos pero personales cuando un miembro del equipo tiene algo que celebrar, y no sólo a nivel profesional.

9.- Riesgo. No perder de vista la realidad permite ser consciente de cuán grande es el riesgo que se asume en determinados casos. No únicamente al hacer algo sino también al no hacerlo. Puede ser el caso de “asumir el riesgo menor” o la “menor pérdida”. El autor, tras las anécdotas pertinentes, nos presenta un cuadro de reflexión de cuatro casillas para plantear la situación: hágalo /no lo haga vs consecuencias en el mejor caso y en el peor caso para cada decisión.

10.- Creatividad. Pensar de forma distinta a la habitual permite abrir puertas y descubrir opciones: reparar un bote hinchable  con materiales de todo impropios, por ejemplo. En situaciones límite, una vez más, puede ser cuestión de vida o muerte, pero a nivel empresarial también es un importante recurso. En este entorno es fácil desaprovechar este recurso, al no utilizar la potencial creatividad de cada miembro del equipo por haber etiquetado un puesto de trabajo con un nombre concreto y una acotada “job description”.

Otros factores importantes para un buen liderazgo serán atender a la propia renovación mental y física, la consideración de nuevos puntos de vista y opciones, atender a talentos menos competentes de lo previsible y gestionar miedos.

miércoles, 14 de junio de 2017

Resúmenes de libros del Máster en Coaching y Liderazgo del Institut Gomà y UB (9)

RESUMEN DEL LIBRO "SEIS SOMBREROS PARA PENSAR", DE EDWARD DE BONO

Seis sombreros para pensar, Edward deBono

A menudo necesitamos indicar el modo en que se está expresando algo. Si “actúas como si” fueras un pensador, te convertirás en uno. Es posible que el tibetano piense en la lista de ropa para lavar mientras hace girar la rueda de rezo. Importa la intención de rezar y no tanto las vibraciones emocionales o espirituales que muchos cristianos se exigen a sí mismos. Si tienes la intención y te manifiestas a ti mismo muy pronto tu cerebro desempeñará el rol que estás representando. La intención no es suficiente, deben ser desempeñados ciertos movimientos: acción.

Actualmente un sombrero es algo raro. Los sombreros tienden a definir un rol. Existe la idea de un sombrero para pensar. El ponerse un sombrero de un modo deliberado es algo muy preciso. La erudición y el pensamiento raramente coinciden. Pensar no es una excusa para no hacer, sino un modo de hacer las cosas mejor. Una imagen mental de alguien que usa un sombrero para pensar  podría servir para evocar el estado mental tranquilo y despreocupado necesario para que cualquier pensamiento implique algo más que “meras reacciones frente a una situación”. Vale la pena plantearse si usted considera que le pagan para pensar o para seguir el pensamiento de alguien.  El pensamiento automático sirve para encarar rutinas: el pensamiento deliberado sirve para hacer las cosas mejor, no sólo para encararlas y resolverlas cuando aparecen. Conducir un automóvil es pensamiento reactivo. El otro tipo de pensamiento está relacionado con el trazado de mapas.

Un programa para enseñar a pensar se llama TIC. En lugar de solo reaccionar ante una determinada situación, se trata de trazar un mapa simple. Para ello se enfoca primero hacia lo positivo y luego hacia lo negativo, finalmente hacia lo interesante. El mapa está trazado y el pensador puede escoger su ruta.

El tipo de pensar que traza mapas requiere cierto distanciamiento. No es así el tipo de pensamiento automático. La costumbre occidental de la argumentación y la dialéctica es defectuosa; excluye lo creativo y lo generativo. El pensamiento crítico no hace nada para producir propuestas. La habilidad para pensar debería estar incluida en el contenido de los planes de estudio en la misma medida que otras áreas. En Venezuela está regulado por ley: ciertas horas semanales para desarrollar habilidades de pensamiento. Ser un pensador implica habilidades totalmente distintas. Se puede mejorar en el pensar del mismo modo que en el fútbol o en la cocina, sin que ser un pensador signifique tener la razón siempre ni ser inteligente, únicamente tener consciencia de ser un pensador: la intención es el primer paso. Los seis sombreros para pensar ofrecen una forma de pasar la intención a desempeño efectivo.

Los seis sombreros son un marco en el que se escoge qué rol (sombrero) se utiliza en cada momento, estando cada uno de ellos asociado a una perspectiva sobre el tema que se trate. El ego de la persona está protegido porque únicamente se vincula a lo bien que se ejecute el rol y queda muy claro que se está desempeñando un papel. Se pretende una estrategia cartográfica: primero se dibuja un mapa y luego se escoge una ruta.

El cerebro es un sistema de información activo, lo que significa que organiza por sí mismo la información y no es ésta la que queda en la superficie a la espera de ser organizada por alguien. Es la naturaleza activa del sistema nervioso. Nuestros cerebros están diseñados para ser brillantemente “no creativos”.
Las soluciones químicas alteran mucho los umbrales y sensibilidades de las unidades nerviosas como consecuencia de sutiles cambios: tenemos un cerebro diferente para cada trasfondo químico diferente.

Las emociones son parte esencial de nuestra capacidad de pensar y no sólo algo extra que nos confunde el pensamiento. Si empezamos a pensar del modo normal o bien tratamos de excluir las emociones o bien avanzamos en zigzag entre emoción y razón no damos al cerebro una oportunidad de establecer una conclusión determinada.

El propósito de utilizar esta técnica de los seis sombreros para pensar es dirigir la atención, la conveniencia en las formas, la base cerebral que lo fundamenta y el marco lúdico con el que es compatible.

El sombrero blanco es una perspectiva lógica y neutral de las cifras y los hechos. Cualquier persona que esté formulando preguntas para obtener información necesita asegurarse de que ella o él mismo están utilizando el pensamiento blanco. El pensador de sombrero blanco anima a separar en su mente con toda claridad el hecho de la extrapolación o de la interpretación. En la práctica se establece una especie de sistema doble: hechos probados y hechos creídos. Antes de actuar en base a un hecho o ponerlo como base de una decisión debemos verificarlo efectivamente. Tu propia opinión nunca es admisible con este sombrero.

La verdad no está tan íntimamente relacionada con los hechos como con la mayoría de la gente parece imaginar. La verdad está relacionada con la filosofía.
Se puede poner uno mismo su propio sombrero, pedir a alguien que se lo ponga pedir a otros que se lo pongan (o quiten) o responder con el sombrero puesto.
La credibilidad varía desde el “siempre verdadero “hasta el “nunca verdadero”, existiendo niveles intermedios. El pensador de sombrero blanco se esfuerza por ser más neutral y más objetivo al presentar la información. El blanco indica neutralidad.

Sombrero rojo: emociones y sentimientos. Es el opuesto al blanco, autoriza formalmente a expresar sentimientos que van desde la pura emoción hasta el presentimiento. Se legitiman las emociones y sentimientos como una parte importante del pensamiento. Nunca hace falta justificar lo que se siente. El punto de vista tradicional sostiene que las emociones confunden el pensamiento. Se supone que el buen pensador debe ser frío y distanciado y no dejarse influir por emociones. Sin embargo toda decisión correcta debe ser emocional en última instancia. Cuando hemos usado el pensamiento para trazar el mapa son valores y emociones los que determinan la ruta que elegimos. Las emociones dan relevancia a nuestro pensamiento y lo acomodan a nuestras necesidades y al contexto del momento. Son una parte necesaria del funcionamiento del cerebro.

Puede haber un fuerte trasfondo de emociones tales como miedo, ira, odio, sospecha, celos o amor. Este trasfondo pone límites y colorea toda percepción. El propósito del pensamiento de sombrero rojo es hacer visible este trasfondo para que se pueda observar su consiguiente influencia. La percepción inicial es la que dispara la emoción. El sombrero rojo permite sacar los sentimientos tan pronto como surgen directamente a la superficie.

El mapa trazado deberá incluir las emociones que hizo patentes el sombrero rojo. Se legitiman con este sombrero, es una coartada desde la privacidad de la mente de cada uno. Cabe en este sombrero la intuición como “discernimiento súbito” o como un consejero del que fiarse si ha sido fiable con anterioridad. La intuición no es un oráculo mágico, pero es real y puede contribuir.

Este sombrero hace que no sea necesario adivinar los sentimientos de los demás. Una vez expuestas se pueden investigar e incluso cambiar. El pensamiento puede alterar las emociones, no desde la parte lógica sino desde la parte perceptiva. Si vemos algo de un modo distinto que antes, esta percepción modificada puede alterar nuestras emociones. No siempre es posible, pero siempre vale la pena intentarlo. De vez en cuando es útil imaginar un trasfondo emocional distinto y ver cuán diferentes serían las cosas.

Las emociones se utilizan en reuniones para mejorar posiciones de negociación. Se depura el valor que tienen las cosas para cada parte.

No cabe justificar una emoción expresada, aunque se nos eduque para ello. Explorar emociones o trabajar sus fundamentos no forman parte de este sombrero.

El sombrero negro equivale al “abogado del diablo”: por qué no funcionará, juicio crítico justificado. Un intento de presentar los elementos negativos del mapa. La mayoría de pensadores se sentirán cómodos con este sombrero por el énfasis cultural en la crítica y discusión. Es una parte muy importante del pensamiento y es siempre lógico, negativo pero no emocional.

Deben ser razones que valgan por sí mismas, utilizables por cualquiera, razonables con independencia de la persona que la expone. Debe ser un pensamiento lógico y veraz pero no necesariamente justo. Un pensador debe tener la oportunidad de ser puramente negativo. Para combatir a los pensamientos de sombrero negro por naturaleza se puede invitar a alguien a quitarse el sombrero negro y ponerse el amarillo durante un tiempo. A nadie le gusta ser incapaz de tomar perspectiva. Retener el pensamiento de sombrero negro por temor a que los aspectos negativos destrocen una idea es anular por completo el propósito del pensar con seis sombreros.

Cuando sea posible se deberán exponer alternativas para evidenciar errores de lógica, sosteniendo que todas las alternativas son igual de posibles pero no igual de probables. El pensamiento de sombrero negro nunca es un argumento. También se deberá utilizar cuando sea posible estadísticas o experiencias reales. Si las pruebas son débiles se pueden clasificar como opiniones y en el futuro se podrán ignorar o atender.

Es obligación de este sombrero presentar riesgos, peligros, déficits y potenciales problemas. Se trata de trazar un mapa, no de discutir. Una vez reconocido un peligro se puede presentar una respuesta, dar puntos de vista alternativos, aplicar sombrero negro al sombrero negro de otro o indicar un punto de vista alternativo e improbable.

El pensamiento negativo es atrayente porque su logro es inmediato y completo. Probar que alguien se equivoca provoca satisfacción inmediata. Proponer una idea constructiva no ofrece ningún logro hasta que la idea le gusta a alguien o se puede probar que funciona.

Hay mucho pensamiento de sombrero rojo que se disfraza de negro. Generalmente se sostiene que el crítico presta un servicio útil cuando señala los defectos de menor importancia, porque lo que en realidad está diciendo es  “corrigiendo este defecto, quedará perfecto”. Es mucho más fácil ver los defectos de las propuestas que ver sus virtudes, una vez que la mente se ha dirigido hacia lo negativo es difícil ver lo positivo.

Sombrero amarillo, especulativo positivo. El ser positivo es una opción. Podemos elegir mirar las cosas de forma positiva, concentrarnos en los aspectos positivos de una situación, buscar los beneficios. Es lo opuesto al negro, pero hay más razones para ser negativos que positivos para protegernos de errores, riesgos y peligros. Es un pensamiento mezcla de curiosidad, placer, codicia y deseo de “hacer que pasen cosas”. La mayoría de personas es positiva cuando está  presentando una idea propia.

Aunque el pensamiento de sombrero amarillo es positivo, requiere tanta disciplina como los anteriores, es una búsqueda deliberada, no sólo opinar positivamente sobre lo planteado. No sirve de nada devanarse los sesos para encontrar remotos aspectos positivos, puede haber importantes aspectos positivos que no sean evidentes a primera vista.

La variedad de lo positivo va desde lo optimista en exceso hasta lo lógico-práctico, debemos ser cautos en el uso de esa variedad. La clave está en considerar la acción que sigue al optimismo, sin limitarnos a lo conocido y sensato. Vale la pena anotar las sugerencias optimistas y ponerlas en el mapa, calificarlas y estimar la probabilidad de forma aproximada.

Una afirmación positiva puede basarse en la experiencia, información disponible, deducción lógica, presentimientos, tendencias, suposiciones y esperanzas. Si no hay razones, mejor poner los pensamientos bajo el sombrero rojo.

El sombrero amarillo debería dar respaldo al optimismo que ha manifestado de forma concienzuda y cuidadosa. Nos empeñamos en discutir los posibles beneficios, después buscamos justificarlos. Los aspectos generativo y constructivo del pensamiento son materia del sombrero amarillo. Las ideas, sugerencias y propuestas deben surgir del pensamiento de este sombrero. Un aspecto del pensamiento amarillo se ocupa del pensamiento reactivo. Una vez hecha la sugerencia se puede seguir desarrollándola y someter a juicios de otros sombreros. No hace falta que sean sugerencias especiales o muy ingeniosas. Una vez que el sombrero amarillo ha encaminado la mente del pensador para que haga una propuesta es posible que no sea difícil dar con la propuesta en cuestión.

El pensamiento de sombrero amarillo se ocupa de la generación de propuestas y también de la evaluación positiva de las propuestas. Hay un tercer aspecto entre estos dos: el desarrollo o “construcción” de la propuesta. Esto es mucho más que la evaluación reactiva de una propuesta, es continuar con la construcción. Tiene que ver con la especulación como conjetura y con la esperanza, por lo que se debe tener un sentido del beneficio potencial. No es sólo juicio y propuestas, es una actitud que se adelanta anua situación con esperanza positiva. El aspecto especulativo de este sombrero es cierto sentido de la oportunidad, más allá de la resolución de un problema y perfeccionamiento. El punto de partida de la especulación es siempre el mejor escenario, el mejor caso posible, de forma que se pueda estimar el mejor beneficio posible.

Incluye la visión: una visión produce un estímulo y excitación que superan al juicio objetivo y establece una dirección para pasar a la acción.
La aplicación eficaz de las ideas viejas es un ejercicio adecuado del sombrero amarillo, pero no la creatividad.

Tal y como el pensamiento de sombrero negro puede detectar un error y dejarlo en manos del amarillo para que lo corrija, el amarillo puede definir una oportunidad y pasarla al sombrero verde para que lo novedoso la pueda aprovechar.

Sombrero verde: se ocupa específicamente de las nuevas ideas y nuevas formas de enfocar las cosas, del cambio, es un esfuerzo deliberado en esta dirección. La urgencia por hacer mejor las cosas debería ser el trasfondo de todo nuestro pensamiento. Aunque no sean provocaciones, las ideas nuevas son brotes que necesitan el cuidado del sombrero verde para protegerse de las costumbres del sombrero negro. Se puede pedir, indicar o señalar el uso de este sombrero de forma expresa y, sobre todo con intención: reservando este tiempo para el pensamiento creativo, nada que ver con “esperar a que las ideas ocurran”. El pensamiento creativo deja de ser un lujo. Para la mayoría de personas el pensamiento creativo resulta difícil porque es opuesto a los hábitos naturales de reconocimiento, juicio y crítica. A la mayoría de pensadores les gusta estar seguros, la creatividad implica provocación, exploración y riesgo: no se puede predecir el resultado del experimento. El sombrero verde no puede hacer a la gente más creativa, pero puede dar el foco y el tiempo para serlo: si uno pasa más tiempo buscando alternativas es más probable que las encuentre.

La creatividad es más que un mero ser positivo y optimista. Estos sentimientos encajan en el sombrero rojo. El sombrero verde exige verdaderas ideas nuevas, nuevas propuestas y más alternativas. Uno no puede ordenarse a no mismo tener una idea nueva, pero sí puede ordenarse a uno mismo intentarlo.

El pensamiento lateral se ocupa específicamente de los conceptos y percepciones cambiantes; éstos son organizaciones históricamente determinadas (pautas) de experiencia. El pensamiento lateral se basa en sistemas activos de información que se organizan a  sí mismos. El pensamiento lateral consiste en cambiar de pautas en un sistema asimétrico de formación de pautas. Tal como el pensamiento lógico se basa en el comportamiento del lenguaje simbólico, el pensamiento lateral se basa en el comportamiento de los sistemas de formación de pautas. Existe una relación muy estrecha entre los mecanismos del humor y los del pensamiento lateral. Ambos dependen de la naturaleza asimétrica de las pautas de percepción.

Las técnicas deliberadas del pensamiento lateral se basan directamente en el comportamiento de los sistemas de formación de pautas. Las técnicas están diseñadas para ayudar al pensador a soslayar las pautas en vez de limitarse a seguirlas. El pensador soslaya pautas, da en una nueva y cuando esto parece tener sentido acontece el efecto Eureka.

Gran parte de nuestra cultura está orientada hacia el pensamiento en tanto “procesador”. Hemos desarrollado sistemas excelentes que incluyen matemáticas, estadística, procesamiento de datos, lenguaje y lógica. Pero todos estos sistemas de procesamiento sólo pueden trabajar con las palabras, símbolos y relaciones que proporciona la percepción. La percepción reduce a estas formas el complejo mundo que nos rodea. En esta área de la percepción trabaja el pensamiento lateral, que pone a prueba y altera las pautas establecidas. El pensamiento lateral involucra actitudes, expresiones, pasos y técnicas.

En el pensamiento normal utilizamos el juicio, opinamos que en efecto concuerda o señalamos por qué no. Con el pensamiento de sombrero verde debemos utilizar un lenguaje diferente. Reemplazamos el juicio por el movimiento, que es una expresión clave del pensamiento lateral. El movimiento es una expresión activa. Utilizamos una idea por su valor de movimiento. Hay distintos modos voluntarios de obtener movimiento de una idea: entre ellos extraer principio, concentrarse en la diferencia, etc. Con el movimiento usamos una idea por su efecto prospectivo, para ver a dónde nos va a conducir, para avanzar. Veremos que la provocación y el movimiento van juntos. El punto clave que debemos recordar es que avanzamos con una idea o a partir de una idea. El movimiento es un proceso dinámico, no de envejecimiento. ¿Qué es lo interesante de esta idea? ¿qué sugiere? ¿Qué tiene de diferente? ¿a qué conduce? Son preguntas propias del idioma del movimiento.

La lógica de las provocaciones surge directamente de la lógica de los sistemas asimétricos de formación de pautas. Podemos sentarnos a esperar provocaciones o podemos decidir producirlas deliberadamente. Esto sucede con el pensamiento lateral. La habilidad para utilizar provocaciones es una parte especial del pensamiento lateral.

Por definición una idea ilógica o absurda no puede existir en nuestra vida cotidiana, una provocación nos ayuda a salir de las pautas habituales de percepción. Así como existen métodos formales para lograr movimiento a partir de una idea existen también modos formales para plantear provocaciones. Estos proporcionan las técnicas voluntarias del pensamiento lateral. Por ejemplo, la inversión es un modo simple de lograr una provocación: uno expone la forma en que algo sucede normalmente y luego lo invierte o enfrenta a sí mismo.

Las provocaciones no tienen que ser absurdas o ilógicas. Es factible considerar ideas muy serias como provocaciones. Si alguien nos propone una idea que no nos agrada y que podríamos desechar instantáneamente con el sombrero negro, podríamos ponernos el sombrero verde y tratarla como provocación.

Otro modo de obtener provocaciones e utilizar palabras al azar de un diccionario para alinearlas con nuestro tema. Con una provocación puede no haber una razón para decir algo hasta después de haberlo dicho. La provocación conlleva un efecto y es el valor de dicho efecto lo que justifica la provocación.

La definición de azar implica que la palabra no tiene relación específica alguna. Sin embargo, en la lógica de un sistema asimétrico de pautas es fácil detectar porqué funciona una palabra casual. Ofrece un punto de partida diferente. Mientras repasamos el camino a partir del nuevo punto de partida, aumentamos la posibilidad de llegar a un camino que nunca habíamos seguido si hubiéramos pensado directamente en el tema.

Muchas personas dejan de pensar apenas llegan a la solución de un problema, quedan satisfechos con la primera respuesta que surge. Sin embargo en la vida real suele haber más de una respuesta correcta. Debemos partir después en busca de alternativas. Podemos disponer de un sistema adecuado de hacer algo, pero eso no significa que no podamos tener uno mejor. Esta es la base de todo perfeccionamiento, más allá de la corrección de errores o solución de problemas.

Nuestra búsqueda de alternativas es verdaderamente la búsqueda de un camino mejor, pero hay ocasiones en las que no contamos con un modo de proceder. La aceptación de la posible existencia de alternativas y la búsqueda de las mismas son elementos fundamentales del pensamiento y apuntan al hallazgo de nuevas alternativas. El deseo de buscar alternativas es parte clave del pensamiento del sombrero verde. En la capacitación empresarial se pone mucho énfasis en la toma de decisiones: la calidad de una decisión depende mucho de las alternativas disponibles.

Mucha gente cree que el rastreo lógico cubre todas las alternativas. Este podría ser el caso en un sistema cerrado, pero raramente es así en la vida real. Es un error muy común en los pensadores rígidos perfilar categorías alternativas principales y no ir más allá, profundizando en clases, subclases…

La pausa creativa surge cuando decimos : no hay razón aparente para que me detenga en este punto a considerar alternativas, pero lo voy a hacer. Estamos tan orientados a problemas que cuando no los hay preferimos seguir y no detenernos y crearnos más trabajo mental.

La creatividad es cuestión de habilidad, talento y personalidad, aunque la gente piensa que son las dos últimas. La creatividad no es un don especial, es una parte normal y necesaria del pensamiento de cada uno. Si se enseña a una la “lógica” de la creatividad, puede producirse un efecto en su actitud respecto a la creatividad. A nadie le gusta que lo consideren parcial. Un pensador que destaca con el sombrero negro también deseará que lo consideren bueno con el sombrero verde. La evidente brecha entre los sombreros verde y negro significa que el experto de sombrero negro no cree que necesite reducir su negatividad para ser creativo.

Uno de los aspectos más débiles de la creatividad es la “cosecha de ideas”. Tendemos a buscar únicamente la sagaz solución final. Ignoramos todo lo demás. Aparte de esta solución puede haber mucho más de valor, direcciones conceptuales dignas de considerar. Parte del proceso creativo debería ser la formación y adaptación de una idea a fin de acercarla a la satisfacción de dos tipos de necesidades. La primera de ellas es la de la situación y la segunda la de las personas.

El sombrero azul nos indica que debemos dejar de pensar en el tema para pensar en el pensamiento necesario para sondear dicho tema. El color azul es símbolo de control panorámico, sugiere distanciamiento, tranquilidad y autodominio. El sombrero azul controla el protocolo.

Las computadoras siguen un programa que les dice qué deben hacer en todo momento. El sombrero azul es el sombrero programador del pensamiento humano. Con este sombrero podemos presentar un plan de pensamiento detallando los pasos que deberían seguirse en una secuencia precisa. También podemos usar el sombrero azul para dar las instrucciones momento a momento.
A menudo el pensamiento procede a la deriva, reaccionando según lo que surge momento a momento. Existe la suposición de que el pensamiento se moldea con la experiencia pasada y las restricciones del presente, de forma tal que un resultado “evoluciona” y se depura con la crítica.

Quienes se hallan involucrados en una situación dirán que en todo momento han estado pensando en el tema cuando se sientan formalmente a deliberar. En efecto, el fin de dichas deliberaciones no es tanto pensar sino intercambiar los resultados del pensamiento que ya se ha efectuado. En este punto nos encontramos cerca del tipo de debate argumentativo, tan típico del pensamiento occidental. El pensar por cuenta propia requiere una estructura de sombrero azul. El pensamiento de sombrero azul se usa también para organizar otros aspectos del pensamiento, tales como la evaluación de prioridades o enumeración de restricciones.

El pensamiento de sombrero azul permite formular las preguntas adecuadas, definir el problema. Un foco puede ser amplio o cerrado. Dentro del foco amplio puede haber varios focos cerrados específicos. Lo que importa es que el foco se debe manifestar de un modo preciso.

Un problema es en realidad un tipo especial de pregunta: ¿cómo lograr esto? Y va acompañado de ¿es este el verdadero problema? ¿por qué queremos solucionar este problema? ¿cuál es el problema subyacente? En lugar de pretender la mejor definición de un problema es más práctico presentar una serie de definiciones alternativas.

Una de las funciones del pensamiento de sombrero azul es diseñar el software del pensamiento para que piense sobre un asunto determinado. Es posible tener estructuras fijas que pueden aplicarse a cualquier situación. Existe una estructura de este tipo que denomino PISCO (Propósito, Ingreso, Soluciones, Elección, Operación). El programa variará de situación en situación. Un programa de negociaciones no será igual a un programa para decisión. Incluso en el área de toma de decisiones, el programa que se utilice para un tipo de decisiones no será el mismo que el utilizado en otro tipo de decisiones. El pensamiento de sombrero azul podría definir zonas de foco que requieren conceptos nuevos. Debería recordarse que la mayor parte de pensamientos son sombreros negro y blanco, con un trasfondo de emociones expresadas bajo el sombrero rojo.

El pensador de sombrero azul considera el pensamiento que se desarrolla. De tanto en tanto el pensador o los pensadores de sombrero azul dan un panorama global de lo que ha sucedido y se ha obtenido. Una de las funciones del pensador de sombrero azul es ser el fotógrafo que observa y registra el pensamiento que ocurre y ha ocurrido.

El presidente de cualquier reunión suele tener, por el hecho de serlo, una función de sombrero azul. Se encarga de mantener el orden y asegurar que se cumpla con la agenda establecida.

En la práctica existe mucha superposición entre los diferentes sombreros y no hay necesidad de ser pedante al respecto. No es práctico cambiar de sombrero con cada acotación que uno hace. Si no se ha pedido un sombrero específico, no hace falta suponer que cada comentario aislado deba encuadrarse en uno u otro sombrero. NO basta suponer que el tipo de sombrero se deduce del tipo de observación efectuada. Lo importante es precisamente, la disciplina de tratar de seguir un modo preciso de pensar.

La formalidad del sombrero azul permite a cualquier pensador ser más directo que si no se contara con este recurso.


El mayor enemigo del pensamiento es la complejidad, porque conduce a la confusión. El concepto de seis sombreros para pensar tiene dos propósitos centrales. El primero es simplificar el pensamiento, permitiendo que el pensador trate una cosa después de la otra. El segundo propósito central de los seis sombreros para pensar es permitir una variación en el pensamiento. Este entorno proporciona un lenguaje preciso y no ofensivo sin amenazar el ego de las personas.

lunes, 12 de junio de 2017

Resúmenes de libros del Máster en Coaching y Liderazgo del Institut Gomà y UB (7)

RESUMEN DEL LIBRO "LOS CUATRO ACUERDOS", DEL DR.MIGUEL RUÍZ

LOS CUATRO ACUERDOS, Dr. Miguel Ruíz

Los naguales eran una comunidad de sabios toltecas, hace miles de años. El autor es un nagual guiado para divulgar esa sabiduría que los antepasados protegieron en épocas difíciles.

El conocimiento tolteca es una manera de vivir que se distingue por su fácil acceso a la felicidad y al amor.

Hace 3000 años, un aprendiz de chamán tuvo un sueño y descubrió que todo está hecho de luz, que Dios es una única cosa que nos une a todos. Vio que comprendía a los otros pero éstos a él no. Se cambió el nombre por “espejo humeante”. El humo que impide ver el sueño y el espejo que es el soñador.
El ser humano siempre está soñando. El sueño del planeta incluye las reglas de la sociedad. Cuando nace alguien se le enseña a soñar.

Con la atención se aprende, se aprende el sueño que hay: qué es aceptable y qué no, bueno y malo… en casa, en el colegio…aprendemos a captar atención.
Tu lengua, religión, valores morales…ya estaban ahí, no los escogiste tú. Los niños creen lo que les dicen los adultos. Lo llamo domesticación del ser humano. Se utiliza el sistema de premios y castigos. Se desarrolla así la necesidad de captar la atención de los demás para recibir nuestra recompensa.

De mayores el sistema de creencias nos convierte en autodomesticados. Nos ayuda a juzgar y juzgarnos.

Hay otra parte dentro de nosotros que es la víctima, , de los juicios fundamentados en creencias que no escogimos. Si hacemos algo en contra de la ley aparece el miedo y el veneno emocional.

El ser humano paga miles de veces por el mismo error. No es un sueño agradable, el externo, el del planeta, cuadra con la descripción de infierno. EL calor de sentimientos negativos es nuestro propio infierno personal: un estado de ánimo. Se puede disfrutar también de un sueño agradable. Buscamos la verdad porque en el sistema de creencias que hemos aceptado no existe. No hay que encontrar ninguna verdad, estamos rodeados por ella. Nos ciegan las falsas creencias. Nuestra mente es una bruma que los toltecas llamaban “mitote”: todos los conceptos y programas que tengas tenemos en la mente.

Tenemos miedo a vivir por no ser aceptados o suficientemente buenos para otras personas. Creamos una imagen ideal para los demás y la perseguimos, de forma que nunca seremos felices. Nos rechazamos y no aceptamos, nos sentimos deshonestos, frustrados y falsos. Hay un sentimiento de falsa autenticidad. Asimismo, nadie alcanza nuestras expectativas. Nadie nos maltrata más que nosotros mismos.

El límite de maltrato que toleramos de los otros es el límite de maltrato que nos maltratamos nosotros mismos.

El resultado de los acuerdos que has hecho contigo mismo son la personalidad: cómo comportarte, qué crees…hay miles de acuerdos. Debes romper los acuerdos que te vinculan al miedo, que además requiere un gasto de energía importante. Los acuerdos que surgen del amor ayudan a conservar la energía e incluso incrementarla.

Si reconocemos lo anterior, con cuatro acuerdos recuperaremos la energía que gastábamos en mantenerlos:

Primer acuerdo: sé impecable con tus palabras: las palabras te permiten crear, son una fuerza, no sólo símbolos. Son un arma de doble filo, pueden crear y destruir. Las palabras son como semillas, y la mente humana es muy fértil. Debemos preparar la mente para recibir las semillas del amor.

Impecable: libre de pecado: todo lo que sientes, creas o digas que vaya contra ti es pecado. Siendo impecable asumes la responsabilidad de tus actos.

Este acuerdo es no usar palabras contra ti mismo, ni directamente ni sembrando en otros esa intención. En el infierno de nuestra realidad usamos las palabras con fines destructivos, generalmente de forma involuntaria.

Los chismes son la forma de divulgar el veneno humano, como un virus informático, se propaga. Lo peor es que este veneno lo hemos puesto nosotros en circulación y vamos a padecer sus efectos, dificultando la comunicación limpia y sincera entre nosotros.

También utilizamos la palabra contra nosotros mismos con mensajes que nos lastran. Con el primer acuerdo  nos liberaremos de este problema y nos haremos inmune al veneno de otros. Utiliza el primer acuerdo contigo mismo de forma activa de forma que crezca esa semilla: háblate.

Segundo acuerdo: No te tomes nada personalmente. La expresión máxima del egoísmo es pensar que todo gira alrededor de nosotros, de modo que todo lo que nos dicen hace referencia a nosotros. Interiorizamos la basura emocional de otros, que está condicionada por ellos y no debe, por tanto, condicionarnos a nosotros. Cuando nos hacen daño es porque rozan nuestras heridas, que ya estaban ahí, no porque las hagan. Si vives sin miedo no hay lugar para  miedo ni odio, estás en paz y eres feliz.

Ni siquiera cuando aparezca una voz en tu mente que te hable de ti te la tomes en serio. Para los toltecas esta voz viene de unos seres con una mente muy similar a la humana. Tienes derecho a creer o no esas voces, pero no te tomes lo que dicen personalmente. A veces aparecen montones de voces con intereses contradictorios: el mitote mencionado antes.

Tomándote el segundo acuerdo en serio nadie podrá devolverte al infierno. La necesidad de estar con gente que quiere sufrir o hacer sufrir desaparecerá.
El tercer acuerdo consiste en No hacer suposiciones. La tristeza y dramas vienen de hacer suposiciones y tomarlas personalmente. Cuando estalla la burbuja del sueño irreal que nos hemos montado con nuestras suposiciones, resulta doloroso. Sobre todo en las relaciones, hacer suposiciones conduce a situaciones indeseables.

La mente humana necesita respuestas. Por eso hacemos suposiciones, porque dan seguridad aunque no sean correctas. Hacemos suposiciones porque no tenemos el valor de preguntar. Nos ahorramos juicios.

La manera de evitar suposiciones es preguntar: dejar las cosas claras, de forma que no haya veneno emocional y seas claro.

El cuarto acuerdo: haz siempre lo máximo que puedas. Permite arraigar los tres anteriores. Lo máximo que puedas variará en función de tu estado de ánimo, de salud, etc, pero haciendo siempre el máximo no te juzgarás ni habrá reproches. Serás productivo y vivirás con gran intensidad. Significará además que actúas por amor, y no por esperar una recompensa.

Acción es vivir con plenitud. Inacción es pasar horas delante de la televisión. Las ideas se deben llevar a cabo, no mantener en la cabeza. Vivir en el pasado es no vivir con plenitud y conduce al sufrimiento.

Practicar es la clave para ser un maestro: practica este y los anteriores acuerdos aunque tu actual rutina no lo favorezca, el tiempo te ayudará. Para los toltecas la existencia consiste en trascender la experiencia humana y convertirse en la encarnación de Dios.

Al principio será difícil respetar estos acuerdos, pero con la práctica verás que cada vez te cuesta menos y los acabas haciendo parte de tu rutina.
El ser humano vive quejándose de que no tiene libertad y achaca esa falta de libertad a factores externos cuando en realidad el culpable de no ser libre es cada uno de nosotros. Los niños no viven en el ayer o el mañana, se dedican a jugar ahora y sentir sus necesidades básicas. No tienen miedo de expresar lo que sienten.

El entorno hostil nos ha dicho lo que debemos hacer y cómo, inhibiendo nuestra naturaleza de disfrutar, con las responsabilidades, con los “tienes que…”. Se trata de complacer a los demás, no a nosotros mismos: eso no funciona. El autoconocimiento, saber que tenemos veneno emocional es un buen primer paso para corregir cosas. Debemos dominar nuestros propios sueños.
Los toltecas tienen un plan completo para liberarse de la domesticación: tratan el problema como un caso de parasitismo. El parásito se nutre del miedo, el drama y el sufrimiento. Nuestro yo está arrinconado, debemos ayudarle, es nuestra versión “niño”.

Podemos imaginar los miedos como un monstruo multicéfalo y atacar cada cabeza (miedo) hasta que no quede ninguna. O bien dejar de alimentar al parásito con emociones que surgen del miedo, para que muera. Existe una tercera versión, una muerte simbólica que mata al parásito, al morir el huésped.
Para llevar a cabo “la segunda atención” debemos identificar qué acuerdos queremos cambiar, siendo conscientes de su existencia. Pequeños cambios provocarán pequeñas grietas que se irán ampliando haciéndonos fuertes.

Para “controlar tu propio comportamiento” debes ser consciente de que las emociones consumen mucha energía. El mundo se ve a través del filtro de las emociones: si estás triste, verás tristeza en el mundo.

Si vemos el estado mental del miedo como algo disfuncional, veremos que hay una cura. Para cerrar heridas emocionales debemos perdonar. La verdad ayuda a abrir heridas para hacer limpieza.

Debemos reconocer que estamos en esa guerra interna y no como soldados que siguen órdenes sino como guerreros con criterio propio: disciplinados. Tendremos así control sobre las emociones y por consiguiente sobre nuestro comportamiento.

Iniciación a la muerte. La muerte es una evidencia que debe incentivarnos para que vivamos al máximo. De esta forma el parásito muere. Sabemos que todo lo que tenemos será de la muerte, incluso el pasado, así que no hay que resistirse sino mirar al regalo del presente.


Eres libre de crear tu propio mundo. Utiliza los ojos para ver el mundo como quieras que sea: naturaleza, amor, respeto… diseña un mundo de dicha y lo adorarás. El mitote desaparece para siempre. Elige ser feliz.

lunes, 5 de junio de 2017

Resúmenes de libros del Máster en Coaching y Liderazgo de Institut Gomà y UB (6)

RESUMEN DEL LIBRO "EL HOMBRE DE LA ARMADURA OXIDADA", DE ROBERT FISCHER

El hombre de la armadura oxidada, Robert Fischer

Un caballero que vive de salvar damiselas en apuros y matar dragones es conocido por su buen hacer profesional y el brillo de su armadura, del que está muy orgulloso. Vive con su mujer y su hijo, a los que ve poco como consecuencia de sus frecuentes andanzas y los cuidados que su armadura requiere.

Un día se queda atrapado dentro de su armadura, al hacer tiempo que no se la quita, y va al bosque en busca de ayuda del mago Merlín.

Merlín le hace darse cuenta de muchas cosas y le indica que el camino para quitarse la armadura es un trayecto que pasa por tres castillos: el castillo del silencio, el del conocimiento y el castillo de la voluntad y la osadía. Compartirá camino con una paloma y una ardilla que han contribuido a alimentarle a través del yelmo y con las que se comunica mediante lo que él interpreta como voz.

En el primer castillo aprenderá a escucharse a sí mismo, a vivir el momento y descubrirá que no sabía escuchar, llorando al pensar cuán sola se habrá sentido su mujer al hablar con un hombre metido en una armadura. Fruto de las lágrimas y el oxidado de la armadura por ellas producido, parte del yelmo se deshace y le libera parcialmente la cabeza.

En el segundo castillo, el del conocimiento, descubrirá cosas sobre sí mismo: su potencial, la necesidad de amarse para poder amar a  otros y que las cualidades que él admira están ahí y lo único que hay que hacer es reclamarlas. El castillo que inicialmente estaba en la oscuridad se va iluminando con cada descubrimiento. Llorará abundantemente e igual que en el castillo anterior, la armadura perderá su integridad parcialmente por la oxidación liberando el cuerpo de nuestro protagonista.

En el tercer castillo se enfrenta en la entrada a un dragón como nunca antes había visto de grande y despiadado, mas al descubrir que la valentía y determinación hacen pequeño al rival hasta hacer desaparecer el peligro, la lección está aprendida y no entra en el castillo propiamente definido.

Finalmente, asume su responsabilidad sobre su vida, sin juzgarse, y ya sin armadura, por el desgaste de sus lágrimas. Se queda con la determinación de no volver a ponerse la armadura y no culpar a los demás por las cosas que pasan en su vida.